Informe político del Encuentro Estatal de Red Roja celebrado durante los días 12, 13 y 14 de octubre de 2012.
Las grandes crisis del capitalismo han caracterizado periodos históricos en los que la burguesía y sus gobiernos tienen que ejercer su dominación de clase sin concesiones y sin tregua. Son momentos de destrucción de todo el orden anterior, excepto de los mecanismos que aseguran el mantenimiento de su poder de clase. Son tiempos de agudización de la lucha de clase en todos los frentes. Tiempos en los que la guerra imperialista por el saqueo de las materias primas, incluyendo la mayor destrucción de recursos naturales conocida, y por el control militar de las diferentes regiones del mundo, se extiende.
El deterioro masivo de las condiciones de vida de las clases populares da lugar a un crecimiento rápido y extenso de la conciencia de clase y de la voluntad de lucha.
Pero el escenario incluye también vacilaciones, incoherencias y sentimientos de derrota en las organizaciones de izquierda que debilitan y aíslan la lucha de la clase obrera y de los pueblos. Será una lucha larga y difícil que sólo podrá darse si se parte de un análisis certero y se sabe con claridad a dónde se quiere ir. No será fácil, pero ése es el campo de batalla.
1. Crisis económica.
El desarrollo de la crisis general del
capitalismo sigue su curso, acelerado desde finales de 2011 y con
perspectivas de recesión a escala mundial, con expresiones desiguales en
las diferentes regiones. Tras sus comienzos en los grandes bancos
estadounidenses, el escenario más álgido está ahora en la UE y el euro.
Los llamados BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) que en una
ilusión más, fueron identificados como la otra cara de la moneda o las
locomotoras que sacarían al capitalismo de la recesión, muestran lenta
pero inexorablemente la caída de sus tasas de crecimiento. Este proceso,
lejos de ser una isla de prosperidad en un océano de crisis es una
expresión más del desarrollo desigual y combinado que explica el
desarrollo diferente de los diversos países en el marco de un sistema
capitalista mundial.
Los “expertos” calculan la duración de la crisis en 10 años, por no enfrentar lo único cierto: no se vislumbra salida.
Los diferentes elementos causales se
concatenan retroalimentándose dando como resultado un hundimiento cada
día mayor. Y a medida que se profundiza, la dictadura del capital sobre
la clase obrera y sectores populares se hace más férrea.
La caída de la tasa de ganancia se viene
produciendo desde hace cuatro décadas, sin que la extensión de la
precariedad laboral haya servido para invertir la tendencia.
La crisis de sobreproducción y
sobreacumulación, amplificada exponencialmente por las dimensiones del
crédito, aumenta como una bola de nieve por la contracción de los
mercados y el hundimiento de la capacidad de consumo de las clases
trabajadoras. Esta crisis en el epicentro del sistema acontece cuando se
da un grado de interdependencia e integración económicas en el mundo
sin precedentes.
La inversión está congelada debido a la
caída de la expectativa de beneficios por debajo del umbral en el que el
capital invierte. No confían en vender y se intensifica la destrucción
de fuerzas productivas. El crédito permanece bloqueado por parte de los
bancos.
La inversión y el crédito están bloqueados, pero no así las ganancias y los salarios de los grandes ejecutivos.
En 2012 se espera que los 20 bancos de la UE con mayor capitalización
tengan un beneficio de 107.000 millones de euros, 31,5 % más que en
2011. Los beneficios empresariales han aumentado en una proporción
muchísimo mayor que lo ha hecho los salarios en países como EE.UU,
Alemania o Gran Bretaña.
Mientras en el Estado español asistimos
al derrumbe de los salarios y el paro masivo, los beneficios
empresariales se han mantenido: sólo tres empresas del Ibex 35 tuvieron
pérdidas entre 2007 y 2010 y el paro subió desde un millón cuatrocientas
mil a cuatro millones de personas.
En cuanto a los salarios de los grandes
ejecutivos vale el ejemplo de lo que sucede en El País, buque insignia
del régimen de la Transición y del PSOE más otanista. Mientras se
anuncia el despido del 30% de la plantilla, justificado por pérdidas de
70.000 millones de euros, el presidente del Grupo PRISA, Juan Luis
Cebrián cobró 13 millones de euros, cantidad que iguala al total de los
salarios de los 150 trabajadorxs que pretende despedir.
Al tiempo que se produce una gran
destrucción de capital productivo, se está produciendo una masiva y
creciente fuga de capitales hacia paraísos fiscales. Los cálculos más
bajos estiman que se esconderían en ellos más de 21 billones de dólares,
equivalentes al PIB de EE.UU y Japón juntos. Estas cifras se han
multiplicado por cuatro en los últimos cinco años. Treinta de las
treinta y cinco empresas del IBEX, en 2008 eran dieciocho, ocultan de
esta forma su capital para no pagar impuestos; entre ellas por supuesto
los grandes bancos y las grandes multinacionales[1]. La fuga de
capitales del Estado español en el último año ha ascendido a la
vertiginosa cantidad de 296.000 millones de euros, cerca del 30% del
PIB, según el último informe del FMI.
Y exactamente esos capitalistas, los
mismos que se enriquecieron hasta el delirio con la especulación y las
privatizaciones a precio de saldo, que tienen blindados multimillonarios
sueldos, indemnizaciones y pensiones, que evaden masivamente sus
capitales, que defraudan a hacienda cerca de 100.000 millones de euros
al año, a quienes los diferentes gobiernos del PP y el PSOE han
transferido más de 150.000 millones, los que recibirán el “rescate” de
la UE por una cantidad semejante y que pagaremos nosotrxs , esos son los
que hacen subir la prima de riesgo, los que presionan para que bajen
los salarios, las indemnizaciones por despido, las pensiones, para que
se degraden la sanidad y la educación públicas y se privatice todo lo
rentable.
El gráfico que se reproduce da cuenta de
la forma brutal en que está descendiendo el nivel de vida en el Estado
español, a pesar de que está elaborado antes de la entrada en vigor del
aumento del IVA y de la disminución de los salarios de lxs empleadxs
públicxs [2].
El capitalismo como sistema, y su
fracción dominante el capital financiero, han decidido que ya no les
basta con dominar la partida, sino que se trata de romper el tablero de
juego.
Millones de trabajadoras y trabajadores
griegos, irlandeses, estadounidenses, italianos y de los pueblos del
Estado español estamos sometidos – y es evidente que los de otros países
europeos irán detrás –a un engranaje feroz en el que a la bajada
drástica de los salarios, le sigue la de las pensiones, la subida del
IVA, de las tasas educativas, el copago farmacéutico, en un círculo
vicioso interminable que compromete nuestra vida y la de las
generaciones futuras.
Las últimas noticias de Grecia, destino
al que nos encaminamos el resto de los pueblos – algunos como los del
Estado español a toda velocidad - , son estremecedoras. Se ha retirado
el derecho a la asistencia sanitaria a quienes no hayan cotizado a las
seguridad social al menos dos meses el año anterior; con el desempleo
que hay quedará el 30% de la población sin sanidad, ni medicamentos.
El FMI, El BCE y la Comisión Europea
están exigiendo a los ministros griegos de Finanzas y de Trabajo, nuevos
ataques a la clase obrera, además de los recientemente aprobados
(rebaja de 150 euros en el salario mínimo y reducción del 50% en la
indemnización por despido) y que han sido el motivo de las últimas
huelgas generales. Para recibir el nuevo tramo de 31.000 millones de
euros del nuevo “rescate”, en un país en el que los salarios han
disminuido un 32% y los precios han aumentado un 30% desde 2010 el
gobierno griego deberá:
- Aumentar a seis días la jornada laboral y acabar con la jornada de 8 horas.
- Reducir a once horas el descanso mínimo entre turnos de trabajo.
- Reducir a la mitad el plazo de notificación de los despidos y la cuantía de las indemnizaciones por despido.
- Volver a bajar las cotizaciones patronales a la Seguridad Social.
Como era previsible, ya se ha advertido
que este tipo de condiciones se impondrán a todo estado – léase el
español - que solicite ser rescatado.
Hasta lxs más despistadxs están percibiendo que no hay nada que les sacie, que no hay límite previsible que no sea un cambio radical en la estructura de poder.
¿Cuál es el instrumento clave que les permite derribar conquistas sociales de hace un siglo?
El mecanismo económico esencial de este gigantesco laboratorio social es convertir la descomunal deuda privada generada por la especulación a gran escala, en deuda pública. Además los mismos bancos “rescatados” son los que mantienen la elevadísima “prima de riesgo” – origen de nuevos préstamos con drásticas condiciones (del FMI, BCE y la UE) impuestos a los Estados, que siempre son privatizar más, aumentar impuestos indirectos, y seguir reduciendo salarios, pensiones y servicios públicos.
Como no podía ser de otra forma, la
cuadratura de este círculo se cierra con una nueva vuelta de tuerca en
la doble explotación de las mujeres: se refuerza la alianza
Patriarcado-Capitalismo de tal forma que somos nosotras quienes sufrimos
de forma especialmente brutal las consecuencias de esta crisis. Somos
nosotras las más precarizadas, con salarios más bajos, contratos a
tiempo parcial; además, en un contexto de privatización masiva de los
servicios públicos, se activa con más fuerza el desplazamiento de las
mujeres del ámbito productivo hacia el reproductivo, provocando una
distribución cada vez más injusta del reparto del trabajo de cuidados en
las relaciones personales y afectivas. Es importante no perder de
vista nunca que la agudización de la lucha de clases dispara la lucha de
géneros.
Como además esas medidas hunden la
capacidad de compra y con ella la producción – herida de muerte por el
bloqueo del crédito - , la recesión se profundiza y con ella la
disminución de los ingresos al Estado. Está garantizado que se tendrán
que solicitar nuevos “rescates” – cuyo importe irá íntegro a pagar los
elevadísimos intereses de la deuda – a cambio de nuevos ataques a las
clases populares y así sucesivamente.
Las recientes declaraciones de la
directora gerente del FMI Cristhine Lagarde, pronosticando una subida de
la prima de riego en España hasta 750 puntos, es decir la quiebra del
Estado, representa el chantaje directo para que el Gobierno “solicite”
el rescate y sus condiciones de brutales “ajustes” cuando está en sus
manos la creación de las condiciones para el mismo.
Esto no es una película de terror; es el futuro que nos espera si la clase obrera y los pueblos no lo impedimos.
2. Crisis política
a. La del poder político de la burguesía
El análisis de la profunda crisis
política en la que se debate el poder de la burguesía, producto de la
rápida desaparición de los instrumentos de legitimación del “sistema
democrático” y la percepción creciente del Estado como instrumento de
dominación de clase ha sido realizado recientemente por Red Roja [3].
Una gigantesca corrupción política implica a todos los partidos con
representación parlamentaria – excepto Amaiur – pero sobre todo al PP y
al PSOE, y a todo el arco institucional, empezando por la monarquía. La
corrupción política e institucional ha sido decisiva para engendrar las
enormes burbujas financiera (sobre todo los escándalos de las Cajas de
Ahorro) y urbanística que están en el centro de la hecatombe y cuyas
consecuencias las pagamos, sobre todo, lxs trabajadorxs.
La exasperación social ante el
hundimiento de las condiciones de vida y la incorporación a la lucha de
sectores – como una buena parte de lxs empleadxs públicos – que nunca
antes se habían movilizado y ante la evidencia de la corrupción masiva,
el fraude fiscal y la malversación de fondos públicos, configuran una
mezcla explosiva.
La perspectiva es cada vez más negra.
Vendrán nuevos y sucesivos “rescates” con condiciones draconianas para
la inmensa mayoría ante la imposibilidad de cumplir con los objetivos de
déficit por unos ingresos anémicos debidos a una economía agonizante,
al hundimiento del consumo, a la fuga de capitales, a un fraude
tributario masivo por parte del gran capital y a vergonzoso sistema
fiscal que protege a las grandes empresas y fortunas.
La confirmación de que cuando hagan lo
que tienen previsto hacer (privatizaciones masivas, reducir las
pensiones, el salario mínimo, más contrarreformas laborales, nuevos
copagos sanitarios, etc) será casi imposible salir elegidos los
gobiernos actuales, explica la convocatoria de elecciones anticipadas en
Galicia, donde el PP tiene mayoría absoluta.
El puño de hierro de la fracción
dominante del capital actúa implacable para que sus planes se realicen
con precisión, sin tregua alguna para los Estados colocados en el punto
de mira. La ilusión de gobiernos como el español o el italiano de
conseguir la intervención del BCE para bajar la prima de riesgo, y así
evitar el rescate integral, se ha hecho añicos. Jamás la burguesía que
dirige esta guerra de clases que pretende, no mover peones, sino cambiar
el tablero de juego entero, va a renunciar a su arma fundamental: la
deuda impagable y sus intereses como mecanismo para imponer sus
políticas de ajuste estructural, léase destrucción de derechos laborales
y servicios públicos y privatización de todo lo rentable.
Después del 21 de octubre, tras
elecciones gallegas y vascas, la burguesía española, estudiará cualquier
opción política excepto la de perder su poder de clase. En
otras palabras, se buscará aquella fórmula que mejor garantice el
gobierno del descontento social, incluidas las que quebranten su sagrada
“democracia” como un gobierno de concentración nacional o “tecnócrata”
sin elecciones generales y/o la defenestración de la monarquía para
sustituirla por una república autoritaria.
b. La de la izquierda coherente.
b.1. El cáncer de la socialdemocracia.
La dificultad más grande que nos impide enfrentarnos a retos de semejante envergadura es precisamente que no podemos creer que esto nos esté pasando a nosotrxs, que somos “europeos”.
Esta incapacidad para realizar un
análisis de clase del desarrollo actual del capitalismo y de lo
acontecido en otras épocas de crisis profunda – y que puede impedirnos
actuar debidamente - , ha sido generada y alimentada por quienes desde
sectores “progresistas” sostienen cuatro mitos esenciales para el orden
capitalista en el Estado español: “la Transición democrática”, la Europa
Social, el Estado del Bienestar y la unidad inquebrantable de España.
Estas cuatro falacias han crecido en el
imaginario colectivo como un inmenso cáncer que se ha desarrollado sobre
la destrucción de la izquierda, sobre el enfrentamiento entre los
pueblos y sobre retrocesos enormes en la conciencia y la unidad de
clase. Frente a la evidencia de la masiva pérdida de legitimidad de todo
el sistema político e institucional de la Transición – empezando por la
Monarquía y terminando por el Poder Judicial – estos mitos han sido
actualizados para conformar la columna vertebral de la “Cumbre Social”,
heredera de la inmediatamente anterior “Plataforma en Defensa de los
Servicios Públicos”[4]. Esta ”Cumbre” que utiliza ese nombre para
disfrazarse de movimiento social, está encabezada por CC.OO, UGT y “150
asociaciones más”, aunque apenas oculta la mano que mece la cuna: el
PSOE e IU – cuyos satélites subvencionados integran buena parte de “los
150” - y el Grupo PRISA que trata a la “Cumbre Social” como una criatura
propia.
El plan de movilizaciones que plantea la
“Cumbre”, la “Marcha sobre Madrid” del 15S y la reclamación de un
referéndum popular sobre los recortes, es un desesperado intento de
hacer creer que algo se hace e intentar dirigir el movimiento hacia
rediles controlados.
Red Roja desde el mismo momento del
anuncio de la creación de este engendro fue consciente de la gravedad
del mismo, precisamente porque se levantaba en un escenario de profunda
debilidad ideológica y organizativa. La ausencia, todavía, de un
sindicalismo alternativo cohesionado y organizado y de un referente
político de la izquierda coherente hace al sindicalismo alternativo y al
movimiento popular vulnerables ante cantos de sirena que llaman a
unirse “todos contra el PP”.
Finalmente ninguna organización del
sindicalismo alternativo ha suscrito la “Cumbre”. La posición de Red
Roja, con la que se trabajó para desenmascarar la maniobra de confusión,
se definió así:
- Es inaceptable hablar de lucha contra los recortes del sistema público, sin aludir a las privatizaciones a las que sirven y sin plantear frontal y claramente la negativa al pago de la deuda y de sus intereses, y por lo tanto la salida del euro y de la UE.
- La Defensa del Estado del Bienestar, en las condiciones actuales, es un mito imposible destinado a desviar a la clase obrera de sus objetivos que no pueden ser otros que el fortalecimiento de un poder obrero y popular alternativo a la lógica capitalista.
- El PSOE comparte con el PP y con las derechas nacionalistas, la prioridad del pago de la deuda, el marco de la UE y del euro que es el que impone férreamente todas las medidas. Vendrá un "rescate" tras otro, como en Grecia, que aniquilará salarios, derechos y que pondrá en cuestión la misma supervivencia de millones de personas, la clase obrera precaria, de aquí e inmigrante.
- Esta “Cumbre” al no plantear la lucha contra todo gobierno que aplique los mandatos de la UE y el FMI, está haciendo el juego a un previsible gobierno de concentración nacional o “tecnócrata”, que facilite la vuelta del PSOE al gobierno y sirva al objetivo prioritario de la oligarquía: conseguir un gobierno que imponga las mismas medidas con el menor grado posible de repuesta social.
Esta ilusión del “capitalismo bueno”,
que nos regalaba derechos sociales y calidad de vida, pacto tras pacto y
sin tener que luchar por el socialismo, se encarnaba en “la Europa
social”. De nada valió la evidencia de que, desde la entrada en la UE en
1986, con la destrucción de la industria y las privatizaciones se
amortizaron empleos dignos, la precariedad se hacía masiva, se
liquidaron empresas públicas, se arruinó la agricultura y la ganadería y
se iban arrancando uno tras otro derechos laborales. Aunque para ello
hubiera que pagar el peaje de entrar en la OTAN y contra toda evidencia,
estábamos en el “Estado del Bienestar”[5].
b.2 Sin unidad y conciencia de clase y sin el internacionalismo, perdemos el único antídoto frente a la fascistización.
Al mismo tiempo, el papanatismo europeísta, hipócrita e insolidario levantó un muro que impidió que la clase obrera percibiera como producto directo del mismo imperialismo europeo e internacional,
la deuda y los intereses de la deuda en América Latina, en África y en
general, en todos los países dependientes. Los planes de ajuste
estructural impuestos por el FMI y el BM, las privatizaciones y la
implantación de salvajes condiciones de trabajo, las expropiaciones
masivas de campesinos y las matanzas de trabajadores, llevadas a cabo
por gobiernos corruptos y burguesías locales cómplices, eran cosa de
“países subdesarrollados” – faltaba atribuirlo al color de la piel -, no
de la “democrática y civilizada” Europa.
El dirigente comunista Aimé Cesaire, de la colonia francesa de La Martinica, escribió en 1955 denunciando al seudo-humanismo europeo: “lo que no perdona a Hitler no es el crimen en sí, el crimen contra el hombre, no es la humillación del hombre en sí,
sino el crimen contra el hombre blanco, la humillación del hombre
blanco, y el haber aplicado a Europa procedimientos colonialistas contra
los que se alzaban hasta ahora sólo los árabes de Argelia, los culíes
de la India y los negros de África…[…] Quiérase o no, al final de ese
callejón sin salida que es Europa..está Hitler. Al final del capitalismo
ansioso de sobrevivirse está Hitler”.
Desarmadxs ideológicamente y sin
organizaciones de clase suficientemente poderosas se es pasto fácil de
sindicatos y organizaciones “progresistas” que tienen como objetivo
fundamental rendir al capitalismo un imprescindible servicio, aunque sea
el último antes de desaparecer: impedir que surja nada lo
suficientemente fuerte por fuera de las burocracias sindicales que
aseguran el control social.
Y esto, en momentos tan graves como los
actuales puede ser definitivo. La referencia al discurso de A. Cesaire
no es un recurso literario. Las condiciones objetivas y subjetivas para
el desarrollo del fascismo han aparecido en escena.
El crecimiento de la extrema derecha en
países de la UE y en estados del Este de Europa es importante.
Especialmente la irrupción de Amanecer Dorado en un país arrasado como
Grecia pone de manifiesto, como si fuera una pesadilla recurrente, el
resurgir del orgullo patrio, la ferocidad de la persecución de
inmigrantes y la rememoración de gestas imperiales. Esas condiciones de
estado arruinado, de humillación, de falta de futuro, de potenciación
del racismo – como pretende de forma descarada la retirada del derecho a
la asistencia sanitaria a lxs inmigrantes - se están dando en el Estado
español. A ello se añade el fortalecimiento del discurso imperialista
español de la unidad de la patria ante la evidencia – como en todos los
momentos de crisis – de que la reivindicación de la independencia el
País Vasco y en Cataluña cada vez adquiere más fuerza.
El hecho innegable de que la
Constitución de 1978 impide el ejercicio del Derecho de
Autodeterminación – no solamente porque no lo reconoce, sino porque
habla exclusivamente de “pueblo español”como depositario de la
soberanía, debilita en gran medida la alianza las burguesías
nacionalistas con la españolista, de gran importancia para un hipotético
gobierne que exprese sus objetivos comunes como clase.
Este hecho, junto a los planteamientos –
cada vez menos ocultos - de posible ruptura de la UE[6],mediante los
que ésta se desharía de los PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y
“Spain”), pero arbitraría formas de integración económica de zonas con
mayor desarrollo industrial como el norte de Italia, el País Vasco y
Cataluña, cargan aún más la tensión en el seno del fundamentalismo
españolista.
Por otra parte, la lucha de las
izquierdas independentistas por arrebatar la hegemonía a las derechas
nacionalistas – a punto de conseguirse electoralmente en Hego Euskal
Herria – plantea la necesidad apremiante de colocar en primer plano las
reivindicaciones de clase y la construcción del socialismo evitando que
una posible ruptura económica con el Estado español conlleve la ironía
de hacer al País Vasco dependiente de Alemania. En este camino es
crucial que se siga avanzando el la coordinación de las luchas del
sindicalismo alternativo del Estado con el de las nacionalidades, en la
búsqueda de un marco europeo de lucha de clases, capaz de romper el
bloqueo que aún consigue mantener la CES.
Para los pueblos del Estado español se
carga de razones la necesaria ruptura con el orden institucional de la
Transición, tanto desde el punto de vista de clase, como desde el de los
derechos nacionales de los pueblos, y sobre todo la prioridad de la
solidaridad internacionalista.
Solamente un potente discurso de unidad
de clase frente a la burguesía y al imperialismo español, de la clase
obrera nativa e inmigrante, radicalmente antipatriarcal y de unidad
internacionalista, antimonopolista y anti-OTAN, en el camino de la lucha
por el socialismo, puede enfrentarse a los monstruos construidos desde
posiciones fascistas que amenazan con conectar con importantes sectores
populares.
b.3 ¿Fracasos o victorias inconclusas?
La otra gran dificultad que pesa sobre
la izquierda revolucionaria es que, precisamente cuando el capitalismo
se muestra absolutamente incapaz para resolver los problemas sociales y
el horizonte que ofrece es una especie de nueva acumulación originara
sostenida por un proletariado semi-esclavo, aún pesa como una losa en el
imaginario colectivo el hundimiento de la Unión Soviética. Como Lenin
decía es preciso que nos liberemos del peso de todos nuestros muertos,
cuya memoria nos constituye y es irrenunciable, pero que no puede
lastrar la creación, aquí y ahora, de la forma concreta en que el
proceso revolucionario responda a las necesidades del momento. Es
preciso que, parafraseando a Carlo Frabetti, “nos traguemos vivas”,
todas las experiencias revolucionarias que han intentado construir el
socialismo.
Urge, y a ello ha dedicado una atención
muy especial el primer Encuentro Político de Red Roja, incorporar y
fundir lo más radical y lo más rigurosamente intransigente del análisis
marxista, con las aportaciones y las experiencias de cada revolución,
desde la fundante Comuna de París, a la Revolución Soviética y a todas
las que han escrito la historia del movimiento obrero. Muchas han sido
masacradas, derrotadas, degeneradas o traicionadas y es nuestro deber
aprender de los errores. Otras se mantienen dignas, como la cubana,
contra viento y marea, y con contradicciones, como puede ser “en este
tiempo y en este instante”. Pero lo más importante es aprehender, sentir
en lo más profundo de nuestra identidad de comunistas que somos
herederxs, sobre todo, de los intentos y de las victorias, hayan durado
lo que hayan durado. Somos lxs continuadorxs de quienes abrieron el
camino, aunque se encenagaran en los baches o cayeran por el precipicio.
Nos han dejado el tesoro más grande: las herramientas teóricas que nos
permiten desentrañar la estructura del poder del enemigo de clase y
anticipar las grandes líneas del desarrollo social y, sobre todo, el
ejemplo de su lucha insobornable.
Y todo ello, no para calcar o copiar,
sino para ser capacidad creadora, el aquí y ahora de los pueblos del
Estado español y en el marco de la lucha internacionalista.
3. Tras las jornadas del 25S y la Huelga General del 26S en Hego Euskal Herria.
Las movilizaciones del comienzo del otoño marcan un ascenso importante de la conflictividad social.
La convocatoria del 25S “Ocupa el
Congreso”, con sus diferentes versiones y manifiestos, y las que se
sucedieron el 26 y el 29, han confirmado el elevado grado de
confrontación social con el sistema de grandes sectores populares.
La identificación del Congreso de los
Diputados con el lugar desde el que se perpetran los ataques al pueblo
marca un ascenso en el nivel de conciencia social y pulveriza discursos
anteriores acerca de la “desaparición del Estado” y que negaban la
necesidad de tomar el poder político.
La valiente resistencia ante la brutal
represión, el desenmascaramiento de los montajes policiales para
justificarla y el masivo rechazo que cosechó en la inmensa mayoría de la
opinión pública, arrojan un saldo inequívoco de derrota del Gobierno.
La decisión del juez de la Audiencia
Nacional Santiago Pedraz de archivar la denuncia de la Policía contra
los convocantes ha sido el broche final de unas jornadas que dejan al
descubierto la imagen de un Gobierno acorralado y de un Estado corrupto
en descomposición, que no tiene más discurso ni más herramienta de
gobierno que la represión.
El éxito de la Huelga General y la
masividad de las manifestaciones en Hego Euskal Herria confirman la
hegemonía indiscutible de su mayoría sindical y la voluntad de lucha de
la clase obrera vasca. La convocatoria coincidente de Huelga General en
Grecia y el comunicado conjunto del PAME y LAB en el que se llama a la
unidad y la lucha de la clase obrera europea, mientras la CES calla ante
la brutal ofensiva de la patronal y la UE, marcan el camino. En él se
dice: “Es necesario igualmente impulsar un sindicalismo de clase,
que tenga en la lucha su mayor seña de identidad, rechazando de plano el
modelo sindical pactista y claudicador que se ha dado forma mayoritaria
en Europa durante los últimos años, desideologizando a amplios sectores
de la clase trabajadora, y que a través del discurso sobre el “diálogo
social” ha intentado dar un rostro humano al capitalismo, algo que se ha
demostrado que es imposible”
Las movilizaciones del SAT en Andalucía,
que tuvieron como detonante la acción en los supermercados, han servido
para romper la losa de silencio mediática sobre la situación
desesperada de millones de personas, para desencadenar una potente
solidaridad de clase y para marcar con nitidez que la lucha es el único
camino.
En el ámbito del proceso de unidad del
sindicalismo alternativo, a pesar de que las huelgas convocadas en el
transporte señalan, tanto el auge de la movilización obrera, como el
avance de las asambleas de trabajadores como lugar de decisión y de
unidad en la lucha, la situación es confusa.
La convocatoria de huelga general
realizada por CGT, ignorada por la mayor parte del resto de las
organizaciones, expresa el callejón sin salida al que conduce la actual
dispersión. No hay posibilidad alguna de construir el sindicalismo de
clase que se enfrente al modelo pactista y sometido que representan
CC.OO. y UGT, sin dar pasos decididos hacia la unidad. Ningún sindicato
de forma aislada puede lograrlo. Es necesaria la unidad en la
diversidad, que respete la soberanía de cada sindicato, la identidad
nacional y la pluralidad ideológica, pero que se presente ante la clase
obrera como un frente coherente y unitario.
4. Ante la previsible convocatoria de Huelga General el 14 de noviembre.
No cabe duda de que la convocatoria de
Huelga General que probablemente realizará la “Cumbre Social” debe ser
secundada. Una nueva Huelga General es necesaria pero ni en la forma, ni
con los contenidos, de quienes pretenden desgastar al Gobierno sin
atacar el marco político y económico que genera las consecuencias que se
denuncian.
Hoy son percibidas por la gran mayoría
las causas reales de la crisis, sus responsables y el objetivo
depredador para los pueblos de las políticas adoptadas. Va avanzando
también el convencimiento de que el pago de la deuda y en conjunto el
marco político-institucional que la sostiene en la UE y en el Estado
español, nos lleva a la destrucción radical de nuestras vidas.
Es importante no caer en la
simplificación del discurso que califica “la crisis como una estafa”. La
crisis es real, y debemos usar como herramienta básica en la lucha
ideológica la demostración de la caducidad del sistema capitalista, que
se rige por la prioridad absoluta del beneficio privado y que lleva en
su código genético la crisis, la corrupción y el despilfarro, para dar
respuesta a las necesidades sociales. Los capitalistas no pueden escapar
a la crisis y ello se demuestra en la feroz lucha entre sus sectores
que conduce a la masiva destrucción de capital “no rentable”. Lo que es
cierto es que la burguesía y sus gobiernos no van a dejar de utilizar la
crisis como coartada ideológica para conseguir sus objetivos de clase.
Lo que es más cierto aún es que
su estructura de dominación no caerá por sí sola si no la destruimos. No
hay crisis irreversible del capitalismo. Lo que es seguro es que nos
van a aniquilar como clase y como pueblos si no les destruimos.
El reto para el sindicalismo de clase,
para el movimiento popular y para las organizaciones revolucionarias es
preparar la Huelga General con el lema común “No al pago de la Deuda”
que es precisamente la herramienta que utiliza la burguesía y sus
gobiernos como elemento central en la lucha ideológica contra la clase
obrera para justificar sus ataques. Ese debe ser el eje del programa de
lucha que articule la explicación de lo que está pasando en cada centro
de trabajo, en cada barrio y en cada pueblo, en la construcción de
conciencia y, sobre todo, en el avance de la organización obrera y
popular.
Es preciso que en la próxima reunión
estatal del sindicalismo alternativo salga una declaración y un
compromiso de trabajo unitario con estos contenidos. La consigna de no
pagar la deuda como objetivo de la huelga debe trasladarse como marco
general de las reivindicaciones concretas de cada sector. Es preciso
abrir en la conciencia la línea divisoria entre el capital, la Troika y
sus gobiernos y partidos y las expectativas de vida del pueblo.
La convocatoria de asambleas de
trabajadorxs y populares, en las que se discutan las razones, se vote y
se prepare la participación de cada sector en la huelga es nuestra
herramienta esencial de trabajo.
El éxito de la convocatoria no debe medirse sólo en el paro alcanzado, sino en el avance en la organización conseguido.
5. Prioridad absoluta: construir conciencia, poder obrero y popular.
5.1 La construcción de la conciencia
Desde la lucha contra la Dictadura no se
ha vivido en el Estado español una situación de rechazo masivo al poder
político y económico como la actual. Y tiende a incrementarse en la
medida que la situación se degrada sin perspectiva alguna de mejora. Es
decir, la destrucción radical y progresiva de las condiciones objetivas
de vida, (insisitimos: sin esperanza alguna de solución) está generando
niveles de conciencia e incrementos de la voluntad de lucha que van
adquiriendo carácter masivo.
El avance de las condiciones subjetivas,
aún sin organizar y sin referente político, nos arroja un reto
inmediato. Muchxs personas, sobre todo las más jóvenes, están empezando a
hacerse preguntas inconcebibles hace poco tiempo. Lxs más lúcidos se
acercan sin miedo a la Política y perciben la necesidad de tener una
visión global del mundo en el que viven, de las razones por las que se
les hunde su futuro, el sentido de su vida y su propio lugar en todo
esto.
Es obligación de Red Roja plantearse de
forma imperativa la respuesta a este problema que lleva en su código
genético el embrión de una nueva generación de comunistas que será la
que dirija el proceso revolucionario que se está gestando. La
formación política debe ser central en nuestro trabajo y hay que
invertir los términos tradicionales; ahora la captación y la
construcción de militantes deben ir unidas a la formación teórica y ésta
unida a la práctica política, desde el comienzo y a lo largo de todo el
proceso. La militancia en Red Roja – la concepción de la organización
como laboratorio en el que se producen instrumentos de combate - debe
ser la forma más eficaz de luchar por la construcción del poder obrero y
popular y la experiencia colectiva que transforma nuestra praxis y nos
construye como seres humanos nuevos.
5.2. Algunas tesis sobre la construcción de poder obrero y popular.
La salida de la crisis se sitúa en el
marco de la más feroz lucha de clases y es exclusivamente política. Es
una cuestión de poder. En medio de los terremotos económicos, de las
profundas crisis políticas que sacuden el poder político de la burguesía
y las que nos atenazan a la izquierda revolucionaria se perfila cada
día con más claridad el combate cuerpo a cuerpo por el poder de clase.
La burguesía hará todo cuanto esté en su mano para no perder las riendas
de la dominación. A la clase obrera y a los pueblos, por pura cuestión
de superviviencia, no nos queda otra alternativa que arrebatárselo y
destruir todo el engranaje institucional del Estado erigido para el
pillaje, la explotación y la represión.
La condición esencial implícita en el
concepto de poder de clase es su construcción independiente y enfrentada
a la dominación de la burguesía. Es decir, por muy masivas que sean las
manifestaciones convocadas por CC.OO. y UGT, (cada vez menos) en ellas
no hay un ápice de poder de clase porque, como hemos visto, no sólo
reivindican la vuelta a un capitalismo de “rostro humano” que no tiene
la menor posibilidad de realizarse, sino que lo reclaman de la mano de
uno de los partidos de la burguesía – el PSOE – que mayores servicios le
ha rendido.
No se trata, pues, a la hora de
identificar la independencia de clase, de si las reivindicaciones de
movimiento obrero y popular son más o menos radicales, sino si han
identificado suficientemente al enemigo de clase, aunque, lógicamente
gradúen sus objetivos en función de la correlación de fuerzas.
La constatación de que tenemos toda la
legitimidad para afirmar la necesidad ineludible de destruir el
capitalismo, va unida a la percepción de que tenemos muy poca fuerza
para hacerlo. El problema es, pues, cómo se convierte en fuerza
organizada la conciencia confusa, pero real y creciente, de que el
capital y sus gobiernos y partidos no ofrecen más alternativa que la
destrucción.
5.3. Guías para el trabajo:
- Es imprescindible que la noción, aunque sea meramente intuitiva, de la necesidad de prepararse para la toma del poder político y de que eso no es la “lucha final” sino que hay aprender y fortalecer su ejercicio desde las estructuras de base, esté presente de alguna manera.
- Construir poder obrero y popular requiere que además de la protesta, de la defensa de derechos y reivindicaciones, se vaya abriendo camino la asunción del ejercicio de la soberanía en la toma de decisiones y la ejecución de las mismas para resolver problemas del pueblo o para idear formas alternativas de producir y de organizar el trabajo.
- Su fuerza no se mide por la cantidad, sino por el grado de organización.
- La acumulación de fuerzas sólo puede realizarse sobre formas organizativas no controladas por el poder que aseguren el ejercicio de la soberanía mediante asambleas de base decisorias.
- Es necesario que el sindicalismo alternativo se dote de algún tipo de estructura organizativa unitaria y permanente a cada nivel que, sin limitar un ápice la soberanía de cada sindicato, asegure su continuidad entre reuniones.
- Los avances en la unidad del sindicalismo alternativo son condición necesaria pero no suficiente para la reconstrucción del movimiento obrero y del poder y la conciencia de clase.
- El elemento básico en el movimiento obrero es su línea política, su práctica. En el sindicalismo alternativo también se producen degeneraciones burocráticas que van unidas a descensos de la combatividad y/o a la pérdida de perspectiva. La vigilancia revolucionaria para prevenir y/o combatir esos procesos debe vincularse al ejercicio indispensable de la democracia obrera en las asambleas.
- La percepción generalizada de la frecuente traición y corrupción de
lxs representantes ha facilitado la penetración de ideas que sirven a
los objetivos de dominación de la burguesía:
- en el movimiento obrero, al descrédito de todo tipo de organización y por tanto, a la atomización y a la dispersión.
- en las asambleas populares a la huida de la delegación y a la búsqueda estéril de mecanismos organizativos que impidan la manipulación de las asambleas.
- La superación de esta situación, que aboca a la misma negación de la organización y que es tan paralizante como su burocratización, requiere ineludiblemente: el mandato imperativo de la asamblea sobre sus delegadxs (se comanda a una comisión para una función concreta, limitada en el tiempo), la asamblea no delega su capacidad de decisión al respecto y tiene siempre el poder de revocación de sus representantes.
Al tiempo que, paso a paso, se va
construyendo el poder obrero y popular alternativo, empresa a empresa,
barrio a barrio, pueblo a pueblo, que se autoconstituye y se refuerza en
cada lucha, es preciso ir dando forma a un movimiento político que, sin
interferir en la soberanía de los otros movimientos, les sirva de
catalizador y referente.
Dicho movimiento debe plantear
explícitamente la toma del poder político y sus principios programáticos
fundamentales, ya reflejados en otros documentos de Red Roja y en
diferentes plataformas unitarias serían los siguientes:
- Negar taxativamente el pago de la deuda y de sus intereses. Salida del euro y de la UE.
- Romper con el Orden institucional de la Transición (Constitución, Monarquía, Poder judicial, Ley de Partidos, Audiencia Nacional, etc). Separación total Iglesia-Estado. Libertad para todxs lxs presxs políticxs. Derogación Ley de Extranjería. Reconocimiento y ejercicio efectivo, con todas las consecuencias, del Derecho de Autodeterminación de los Pueblos.
- Expropiación y propiedad pública de la banca y grandes empresas monopolistas. Reforma agraria y soberanía alimentaria. Planificación democrática de la economía. Cobertura total para todxs lxs paradxs. Paralización y reversión de los desahucios; vivienda social para todxs. Sanidad, educación, servicios sociales y transporte exclusivamente públicos y gestionados democráticamente; expropiación de todo lo privatizado. Plenos derechos para las mujeres, incluida salud reproductiva y aborto en la sanidad pública.
- Desmantelamiento de las Bases y del Escudo Antimisiles. Salida de la OTAN.
Avanzar en la construcción de este
movimiento político social apremia. Los derechos nacionales de los
pueblos y la enorme diversidad política, sindical y social de los
diferentes territorios del Estado español, exige que este movimiento
surja – con sus peculiaridades y sus principios comunes – en cada
pueblo. Asegurar que prevalezca la voluntad unitaria, de acuerdo y de
coordinación será una tarea dura, pero no hay atajos. Hay que construir
desde la base, desarrollando todas las formas de interconexión posibles.
No se puede empezar la casa por el
tejado, aunque es imprescindible que exista un plan que oriente la
construcción del edificio. A esa tarea histórica e inaplazable pretende
contribuir Red Roja.
Notas:
[1] Estas empresas son: Abengoa,
Abertis, Acciona, Acerinox, ACS, Arcelor Mittal, Banesto, BBVA, Banco
Popular, Banco Sabadell, Banco Santander, Criteria, Endesa, FCC,
Ferrovial, Gamesa, Gas Natural, Grifols, Iberdrola, Inditex, Mapfre,
OHL, Red Eléctrica, Repsol, Técnicas Reunidas, Telecinco, Telefónica,
Bolsa y Mercados, Iberia y Ebro Foods. Ver informe Tax Justice Network
en http://www.taxjustice.net/cms/upload/pdf/The_Price_of_Offshore_Revisited_Presser_120722.pdf
[2] La publicación es de agosto de 2012 http://www.economist.com/blogs/graphicdetail/2012/08/focus
[4] Ver este documento de Red Roja que consideramos básico: http://www.redroja.net/index.php/comunicados/831-el-mito-de-la-vuelta-al-estado-del-bienestar-otro-capitalismo-es-imposible
[5] En este enlace se puede consultar el reciente análisis de Red Rojahttp://redroja.net/index.php/comunicados/831-el-mito-de-la-vuelta-al-estado-del-bienestar-otro-capitalismo-es-imposible
[6]Ver el Informe Político de Red Roja titulado ¿Qué hacer ante un sistema que agoniza? http://redroja.net/index.php/comunicados/990-declaracion-politica-de-la-coordinadora-estatal-que-hacer-ante-un-sistema-que-agoniza y el Comunicado: “Rescatémonos del secuestro bancario e imperialista europeo http://redroja.net/index.php/comunicados/1024-rescatemosnos-del-secuestro-bancario-e-imperialista-europeo
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