-La participación efectiva de América Latina en el mundo occidental depende primordialmente de la voluntad de los propios latinoamericanos. Pero también es importante que los principales socios y aliados de la región contribuyan a que América Latina se incorpore de forma plena al grupo de democracias avanzadas.
Ante América Latina se abren dos caminos opuestos. Uno es el que siguen los países que tienen éxito: el camino de la apertura al mundo, de la democracia, del respeto por las libertades individuales y del fortalecimiento del Estado de Derecho. Un camino que atrae inversiones, genera crecimiento, incentiva a los emprendedores, crea empleo y
reduce la pobreza. Un camino de éxito, democracia y libertad.
El otro camino aleja de las sociedades abiertas, libres y prósperas. Tenemos suficiente experiencia histórica –la tiranía en Cuba no es el único caso– para saber cómo acaba esa ruta. Quienes hoy proponen seguir esta vía se nutren de ideas caducas: del populismo revolucionario, del neoestatismo, del indigenismo racista y del militarismo nacionalista. Ninguna de ellas es desconocida en Iberoamérica. Constituyen el “socialismo del siglo XXI”, heredero del que, en el siglo XX, generó miseria y opresión. Vemos con preocupación que esas ideas vuelven a renacer, incluso con el aval de procesos electorales.
José María Alfredo Aznar López-
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¡¡VETE A CAGAR FASCISTA HIJODEPUTA!!
Un fantasma recorre los hoteles cinco estrellas de América Latina.
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