Ramón Pérez Almodóvar
de la entrada de su blog MAS MADERA, domingo, 12 de julio de 2015,
El 27 de noviembre de 2004, hace
casi once años, más de 80.000 personas salieron a las calles de Santa Cruz de
Tenerife para manifestarse contra la corrupción y a favor de otro modelo de
desarrollo, convocatoria realizada por el movimiento social Asamblea por
Tenerife bajo el lema ¡Ya está bien! El éxito de la movilización fue mayor, si
cabe, por la descarada ocultación que hicieron los medios de comunicación de
Tenerife y Canarias, que boicotearon los intentos de la Asamblea por informar a
la población de la isla, unas 900.000 personas.
En Asamblea por Tenerife
confluimos personas sin afiliación política con otras militantes del PSOE, de
IU, del PCE, del PCPC, de los independentistas APC y MUPC o de Los Verdes; de
sindicatos como IC, CCOO, UGT, CGT y CNT; miembros de asociaciones vecinales,
colectivos sociales, culturales y deportivos; profesionales independientes y
destacadas personas del mundo académico.
Esa convocatoria no estuvo exenta
de tensiones: un sector pretendía que solo fuera contra el megaproyecto de
Puerto Industrial en Granadilla de Abona, mientras que otro, en el que me
incluyo y que lideraba la Coordinadora de Pueblos y Barrios del área
metropolitana, abogaba por incluir todas las luchas. De hecho, ante la magnitud
de la manifestación (50.000 personas según la Policía Local, 20.000 según el
diario El País), el ex presidente de la Autoridad Portuaria y otros dirigentes
de ATI-CC argumentaron que era una manifestación contra todo, no solo contra el
Puerto.
Sin embargo, lo que se produjo
fue lo siguiente: los vecinos que se reunían en multitudinarias asambleas cada
semana para articular acciones contra los Planes Generales de Ordenación Urbana
de Santa Cruz y La Laguna entendieron que estos planes tenía estrecha relación
con inútiles obras de infraestructura como la Vía Exterior, la Vía Cornisa, el
cierre del Anillo Insular, el megapuerto industrial de Granadilla y la segunda
pista del aeropuerto Tenerife Sur, entre otros proyectos diseñados en beneficio
de unos pocos empresarios para llenar de asfalto y cemento un frágil ecosistema
como la isla de Tenerife. Esos vecinos, entre los que había académicos más no
iluminados, relacionaron todo, planes y megaobras, con un modelo económico
depredador y antidemocrático, algo que ni siquiera al final consiguió
interiorizar un sector del ecologismo que se opone a la tala de árboles pero no
al modelo económico que la promueve y que cree que el capitalismo puede tener
‘rostro humano’.
Es decir, aquellas demandas, por
separado, serían solo ‘demandas democráticas’, según Laclau, pero todas juntas
constituían una cadena de equivalencias y lo que se expresó en las calles aquel
27 de noviembre de 2004 fue un pueblo, sí, demandando la democratización
política y económica de Canarias.
Por supuesto, poco o nada se supo
de este movimiento pionero en el resto del Estado, que fue expresión alegre y
democrática del hartazgo de la población con una ‘clase política’ que se
mantiene mediante un régimen caciquil que somete a la sociedad canaria a
través de sus leyes económicas y fiscales y con uno de los sistemas
electorales más antidemocráticos del planeta como eje.
"El sujeto político está delante de sus narices"
Seis años más tarde, en diciembre
de 2010, expuse este proceso en la asamblea anual de la fundación CEPS,
después
de un largo debate teórico acerca del sujeto político en España que
terminó sin respuestas. Pablo Iglesias –ahora secretario general de
Podemos- me dio la
palabra y cuando acabé les dije: “el sujeto político está delante de sus
narices”. Recuerdo que Íñigo Errejón, que estaba en la mesa con Pablo,
alcanzó
a decir “¡pero bueno!”. Claro, he pensado más tarde: no soy académico,
solo un
periodista que ha denunciado la corrupción desde 1991 y ve como la gente
sigue
votando a notorios corruptos y en contra de sus propios intereses.
También les expliqué cómo un
grupo liderado por tres académicos, miembros del partido independentista
Alternativa Popular Canaria (APC), dinamitó primero Asamblea por Tenerife y
luego la Coordinadora de Pueblos y Barrios para presentarse a las elecciones en
2007 para conseguir poco más de diez concejales bajo la marca Alternativa Sí Se
Puede (el grito de la Asamblea junto a ¡Ya está bien!) por Tenerife. En honor a
la verdad, ese grito ‘Sí Se Puede’ se adoptó como propio tras ver la película
colombiana ‘La estrategia del caracol’, durante una acampada que duró 19 noches de
2005 frente al Teatro Atlante, en la localidad norteña de La Orotava, para
impedir su derrumbe.
El debate interno entre si ir o
no a las elecciones se zanjó con una votación en la Asamblea, donde solo una
persona de las más de cien presentes votó a favor de participar electoralmente,
frente a una abrumadora mayoría que se oponía para mantener la independencia
del movimiento social y para dejar que aquello madurara un poco más. No fue el
único caso donde un pequeño grupo se pasaba por el arco del triunfo una
decisión democrática votada por la mayoría de la asamblea. Uno de aquellos
académicos, por cierto, me argumentó que podíamos luchar por la hegemonía, lo
que no deja de sonar irónico ahora, y que me podría presentar de candidato a
algo.
Los lectores de la realidad no vieron venir el 15M
Es decir, los que ahora se
presentan como los grandes lectores de la realidad ibérica, cuasi
visionarios
de la política, no tenían la más remota idea de que pocos meses más
tarde una
ciudadanía cabreada y harta, motivada también por las revueltas
populares en
Túnez y El Cairo que se transmitían por televisión, saldría a ocupar la
madrileña
Puerta del Sol el 15 de mayo de 2011. Todo lo que sucedió en el 15M
(horizontalidad, debates, creación de comisiones de trabajo, elaboración
de
propuestas, impugnación del sistema político y económico, indignación
contra la
corrupción, etc.) ya se había desarrollado a escala insular siete años
antes,
pero no tuvo trascendencia más allá de Canarias. El primer efecto del
15M es
conocido: una gran abstención que dio la mayoría absoluta al PP. La
segunda conclusión es que Canarias, que alberga una base de la OTAN,
parece que solo interesa en la Península por el sol y las playas y el
negocio turístico: una mezcla de burdel para los europeos jóvenes y de
mediana edad y de paraíso para pensionistas.
A lo largo de 2013, entre las
consecuencias de la crisis, los suicidios de los desahuciados, los sonoros
casos de corrupción (Corinna, el Rey Juan Carlos, su hija menor y su yerno
Urdangarín, Bárcenas, etc.), un dato relevante es que IU tuvo una intención de
voto superior al 15% (en ocasiones apuntando incluso al 20%) en las encuestas
de Metroscopia, por ejemplo, lo que demostraba, precisamente, que el espacio
del anti bipartidismo se estaba ampliando electoralmente. ¿Acaso se necesitaba
ser adivino para saber que había una oportunidad? Solo las malas decisiones de
la dirección de IU impidieron que esa organización se pusiera a la cabeza de un
movimiento más amplio en aquel momento.
Prácticamente ninguno de los miembros del núcleo
irradiador tiene una conocida trayectoria de lucha social (no que
algunos no hayan sido
activistas); son más teóricos y académicos que otra cosa (si se
comparan, por ejemplo,
con personas como Diego Cañamero o Ada Colau). No ha sido Podemos ni su
núcleo
irradiador quienes han generado las condiciones objetivas de un cambio:
han
sido las mareas, las marchas obreras del 22-M, el hartazgo por la
corrupción y las cuentas en Suiza en medio de la crisis (pues es claro
que españoles y canarios han seguido votando a conocidos corruptos), las
luchas locales de
movimientos sociales que llevan una vida oponiéndose a régimen
antidemocrático
mientras muchos de ellos estaban en sus labores universitarias o incluso
trabajando para partidos que ahora llaman tradicionales o enmarcan en
‘casta’.
Lo peor es creerse que están ahí
porque son muy buenos estrategas, porque leen
la realidad como nadie. Basta ver la entrevista de Iglesias a Monedero en la Tuerka para comprobar esta
falta de humildad y esa interpretación de que han sido ellos los que han
causado todo, hasta la abdicación del Rey Juan Carlos I (no su deteriorada y
penosa imagen nacional e internacional, sus andanzas amorosas y sus problemas
con la Justicia).
El apoyo mediático a Podemos y las elecciones europeas
El voto del 25-M para Podemos fue un voto de protesta, del mismo modo que el empresario Ruiz Mateos salió elegido eurodiputado vestido de Superman en campaña. Un voto de hartazgo propulsado por la continua aparición de Pablo Iglesias en los platós de ATRESMedia (Planeta) y Mediaset (Berlusconi) y por un buen trabajo en redes (potenciado claramente por el diario digital publico.es, donde se hospeda La Tuerka). Nuestra experiencia en campañas electorales nos enseña que sin organización política ni recursos, muy poca estrategia electoral se puede elaborar (decidir que el logo es la cara del líder mediático, definir un enemigo (la casta), acordar un programa de mínimos y concretar varios mensajes bien marcados).
Sí hay que reconocer tanto a Pablo como a su grupo más cercano el arrojo que tuvieron a la hora de dar el paso, pues no es fácil, aunque estuviera bien claro que el espacio político existía (algún día también se sabrá lo que sucedió justo antes de lanzarse esta marca emocional).
Pablo Iglesias y Podemos nos
ilusionaron también porque decían que no iba a haber reuniones de mesa camilla
con direcciones de otros partidos, pero lo cierto es que esos dirigentes académicos
de Asamblea Sí Se Puede por Tenerife fueron a Madrid en 2014 a reunirse con
responsables de Podemos y pactaron la entrada en masa de un partido en otro, a
espaldas de los círculos locales fundadores, que cayeron en el espejismo de la
participación y fueron derrotados por la lista plancha ‘Claro que Podemos’.
De hecho, Podemos ha sido la tabla de salvación de ese partido local (que tenía un 0,1% de intención de voto), surgido por puro oportunismo y como proceso de vampirización de un movimiento social. Los que nunca llegarían a instituciones como el Parlamento canario en reconocimiento a sus trayectorias y en apoyo a sus propuestas y su programa político, como Paco el Maceta, lo han hecho poniéndose a rebufo de la marca Podemos. Tampoco es de extrañar que en Podemos se presenten con si ellos fueran el 15M, tratando de apropiarse de un movimiento social que no gestaron, ni mucho menos.
De hecho, Podemos ha sido la tabla de salvación de ese partido local (que tenía un 0,1% de intención de voto), surgido por puro oportunismo y como proceso de vampirización de un movimiento social. Los que nunca llegarían a instituciones como el Parlamento canario en reconocimiento a sus trayectorias y en apoyo a sus propuestas y su programa político, como Paco el Maceta, lo han hecho poniéndose a rebufo de la marca Podemos. Tampoco es de extrañar que en Podemos se presenten con si ellos fueran el 15M, tratando de apropiarse de un movimiento social que no gestaron, ni mucho menos.
Muchos
analistas coinciden en que la valoración del
resultado del 25M la misma noche electoral catapultó a Podemos en las encuestas pos electorales (era
la primera vez que un partido reconocía que no había ganado, que no había conseguido el objetivo, lo que les otorgó
seriedad y credibilidad). Sobre esto es
pertinente decir lo siguiente: esa noche electoral empezaba la tarde en Quito,
desde donde varios ex miembros de CEPS participamos en la valoración conjunta
de los resultados. Al contrario del triunfalismo de algunos, mi posición
fue que ganaba la abstención pero que obtener casi un 8% de un 45% de participación (en aquel
momento) era un buen resultado para ser la primera vez que se presentaban.
Huir de la izquierda como de la peste por cálculo electoralista
Huir de la izquierda como de la peste por cálculo electoralista
No obstante, en el actual debate
generado por la aparición de Ahora En Común, el problema de fondo es,
sin duda,
el vaciamiento del contenido programático de Podemos; porque se empieza
por la
renuncia del núcleo irradiador no solo a sus orígenes sino a su
trayectoria,
también como asesores (algo verdaderamente decepcionante en lo
personal), y se acaba por no tener un programa político a la altura
del momento histórico. Como ejemplo, un caso que conozco muy de cerca:
el de
Ollanta Humala en el Perú, que renunció a su programa con tal de
gobernar para
administrar malamente el Estado, sin cambios reales, aplicando con
violencia
–la única forma de hacerlo- el mismo recetario neoliberal que ha hundido
a
multitud de pueblos, disparando contra su propios compatriotas y
asesinando a
más de 60 personas en cuatro años de protestas.
En cuanto al discurso contrario a confluir con organizaciones de
izquierda, también de algunos analistas, filósofos y politólogos, y los
afanes de la
dirigencia de Podemos por distanciarse (desde las declaraciones fuera de
lugar de Iglesias sobre cocerse en salsa de estrellas rojas hasta las
últimas de Errejón, "quédense con la izquierda"), por ahora es
infructuoso: según el
barómetro del CIS de mayo, resulta que el 32% considera a Podemos de
izquierda,
mientras que el 19% califica así a IU, cuando aproximadamente el 23% de
los
encuestados se reconoce como de izquierda. En política, una cosa es lo que se
pretende ser y otra cómo se es percibido por ‘la gente’.
Escenarios del cambio
Podemos no solo ha envejecido,
sino que ya empieza a desilusionar a muchos recién llegados a la política, más
allá de aquellos que sí se consideran de izquierdas, por decisiones opuestas a
lo que sería su ideario. No ha bajado del 29% en enero al 20-21% en junio por
casualidad. Y puede seguir bajando, de hecho, porque en muchas localidades
simplemente quieren que se respete el proceso histórico de sus propias luchas,
sus propias dinámicas, más allá de centralismos madrileños; porque en cada
sitio han sabido generar las condiciones contra sus particulares oligarcas y
caciques locales para propiciar lo que ahora se llama unidad popular o confluencia, sin
tutelas de ningún núcleo irradiador con sede en Madrid o en Barcelona.
En el escenario actual, tengamos
claro, pues, lo siguiente:
a) Podemos no va a gobernar, aún si ganara las
elecciones en solitario, porque entonces veríamos el pacto PP-PSOE en su máxima expresión.
b) Solo una confluencia que obtuviera en torno al 35-40% estaría en
condiciones de gobernar, pero Podemos solo va a confluir allá donde haya
presencia político-territorial fuerte, que además se hace respetar:
gallegos, catalanes y valencianos, por ejemplo.
c) Podemos, con sus últimas decisiones, ni siquiera ganará las elecciones: va
camino de ocupar un espacio entre el 15 y el 18%, en la mejor de las hipótesis.
No es ser derrotista, sino realista: cuando se inflan las expectativas y los
resultados no se corresponden, el efecto puede ser peor.
d) En cuanto a Izquierda
Unida (que tendrá que refundarse de verdad después de las elecciones),
si va en solitario podría
obtener lo justo para formar grupo parlamentario, en el mejor de los
casos. No obstante, a partir de su amplia red de concejales puede
reconstruirse y tener protagonismo en torno a la posible unidad popular.
Por ello, lo que en realidad está en
disputa en el actual debate, según la ‘visión Juego de Tronos’ de
Iglesias y cía (más bien parece que se inspiran en Los inmortales: 'solo
puede quedar uno'), es quiénes ocupan y
lideran y para qué el espacio político anti bipartidista después de las
elecciones y ahora mismo se trata de dos opciones diferenciadas:
1) Hay una marca dirigida por un núcleo irradiador sin mayor trayectoria
de lucha social a sus
espaldas, que ha optado por una calculada ambigüedad ideológica, que
vive en las nubes de la soberbia y de la prepotencia y que por ahora
ha creado con esfuerzo una organización que es un monstruo de mil
cabezas (muchas cabezas de ratón localistas, parafraseando a Monedero),
de carácter centrífugo; una organización
amorfa donde se decide a través de clickvotaciones
no muy fiables, donde los círculos son una mezcla de activistas y gente
con
trayectoria de lucha en la izquierda, con un sector bienintencionado que
se
bautiza en política que a su vez convive con otro sector de
oportunistas, marca caracterizada por un culto al líder que convence a
sus fanáticos.
2) Al lado, no enfrente, un nuevo
espacio que se pretende autogenerado desde abajo y más apegado a las
realidades y luchas locales,
de carácter centrípeto y de corte federal y asimétrico. Ese parece ser
el sentido de Ahora En Común, que solo será útil si se plantea un
trabajo
rupturista, pedagógico y de proceso constituyente de largo plazo (lo que
fue
también originalmente Podemos) no solo para disputar con mayor o menor
éxito una
cita electoral más; se trata de explicar a ‘la gente’ que la Unidad
Popular es o
pretende ser una herramienta para superar la crisis sistémica del
régimen de
1978, para poner la economía al servicio de los pueblos y para recuperar
los
derechos que nos están usurpando, pero desde una perspectiva claramente
republicana,
sin ambigüedades aunque no sea el centro del debate, y a diferencia de
la propuesta podemita, porque para ese viaje no hacían falta alforjas.
3) En medio de
los dos modelos estamos miles de personas que por ahora asistimos a este
espectáculo político entre la confusión, la sorpresa diaria y la frustración.
4) El insistente mensaje que califica de 'oportunidad histórica' las
elecciones generales de fin de año, cuando el registrador de la
propiedad que preside el Gobierno decida la fecha, trata de meter mayor
presión sobre millones de electores indecisos, pero el proceso de
segunda transición recién se inició institucionalmente el año 2014, con
el relevo monárquico. Porque solo acompañando con movilizaciones en las
calles se propiciará un cambio en beneficio de las mayorías sociales y a
partir de las elecciones se entrará en una nueva fase.
En Canarias tenemos nuestra propia historia de luchas, distinta a los procesos de la Península Ibérica, y ya hemos demostrado que sabemos cómo confluir, incluso con muchas personas que ahora participan y/o se han presentado a las elecciones bajo la marca Podemos. Por ello, lo primero que debemos hacer es recuperar la autoestima como pueblo y nuestra memoria de lucha organizada (ser conscientes de todo lo que se hizo a partir del año 2004) y demostrar que al igual que gallegos, catalanes o valencianos, podemos construir nuestro propio bloque popular en las islas.
En Canarias tenemos nuestra propia historia de luchas, distinta a los procesos de la Península Ibérica, y ya hemos demostrado que sabemos cómo confluir, incluso con muchas personas que ahora participan y/o se han presentado a las elecciones bajo la marca Podemos. Por ello, lo primero que debemos hacer es recuperar la autoestima como pueblo y nuestra memoria de lucha organizada (ser conscientes de todo lo que se hizo a partir del año 2004) y demostrar que al igual que gallegos, catalanes o valencianos, podemos construir nuestro propio bloque popular en las islas.
En Lima, a 11 de julio de
2015
Enlace a la histórica manifestación del 27-N de 2004 contra el modelo económico y la corrupción
Ramón Pérez Almodóvar, Master en Comunicación Política y Electoral por la UAB. Licenciado en
Ciencias de la Información por la UCM.
Llevo denunciando la corrupción y el sistema caciquil canario desde
1991. Autor del libro De Locumba a candidato a la Presidencia,
entrevista al Presidente peruano Ollanta Humala. Co-autor de El paraíso
según Adán y Adán expulsado del paraíso con José Manuel Castellano. Tras
un intervalo de dos año como corresponsal en Oriente Medio, hasta 1993,
trabajé en medios locales y me han censurado en Diario de Avisos,
Jornada, Canarias 7, El Mundo y Teidevisión, Canal 6. En 2004 gané dos
sentencias que condenaban a la Agencia Canaria de Noticias (ACN Press)
por vulneración del derecho a la libertad de expresión. Después hicimos
el periódico ¡Ya está bien!, para Asamblea por Tenerife, y Pásalo, para
la Coordinadora de Pueblos y Barrios. He tenido que emigrar, un periplo
de 10 años por América Latina (Venezuela, Ecuador y Perú) y sigo muy
pendiente de Canarias, nuestra patria chica. Trato de aportar un grano
de arena para sumar esfuerzos que ayuden a la caída de este régimen
caciquil y monárquico.
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